EDUCAR CON REGLAS DE ORO
EDUCAR CON “REGLAS DE ORO”
Las respuestas que escuchamos a los chicos de este siglo ante las muy diversas cuestiones que podamos plantearnos o que ellos puedan plantearse son capaces de dejarnos totalmente perplejos a los adultos. Ellos “crecen” de una manera mucho más rápida que antes, de alguna manera son una especie de adultos en miniatura con una gran necesidad de afirmación y libertad y con una destacable capacidad para asumir riesgos y adentrarse en cuestiones desconocidas.
1. LA LIBERTAD
Hoy en día los niños necesitan moverse mucho, con un espacio necesario para poder desarrollar juegos libres, sin estructuras, donde ellos se organizan por sí mismos; estos juegos no tienen edad y les sirven para fomentar de una manera muy significativa su creatividad en un marco de total libertad e independencia que les ayuda a potenciar sus relaciones sociales y a solucionar sus problemas por sí mismos.
Regla de oro para la libertad:
Un elemento necesario para poder desarrollar la libertad dentro del juego es el hecho de que los propios niños no perciban que en el entorno del juego está presente algún símbolo de autoridad, como podría ser la presencia de algún padre o tutor; así, la necesaria figura de vigilancia del juego de los niños en un parque o comunidad deberá estar presente pero también deberá ser prácticamente imperceptible con la finalidad de que los niños puedan establecer sus propias reglas y sean capaces de ir adoptando sus propias decisiones.
2. EL DESAFÍO
En la sociedad actual, los padres tienden a proteger a los hijos para evitarles sufrir una serie de problemas y situaciones no deseadas y que desde luego no parece necesario experimentar. Sin embargo, y por norma general, esa protección suele realizarse en exceso, limitando en muchas ocasiones el desarrollo de ciertas capacidades ya que en el fondo los niños necesitan asumir determinados riesgos para su progreso.
Regla de oro para el desafío:
No debemos coartar la necesidad de los niños para que asuman ciertos riesgos y tengan la posibilidad de autoevaluarse para poder mejorar. Es oportuno considerar que no se tratar de destacar brillantemente por encima de los demás, ni de ser una estrella, sino de mejorar día a día y crecer por buen camino.
3. EL ESFUERZO
Es muy recomendable que desde el principio los niños sean conscientes de que hay que dar algo para recibir algo, que no todo es gratuito y que es necesario realizar ciertos esfuerzos para ganarse las cosas. Lo obtenido debe ser proporcional y equilibrado con el esfuerzo realizado, nuestra respuesta no debe ser un sí inmediato ante cualquier petición o deseo de los niños; si accedemos a todo lo que nos piden, nunca podrán aceptar un no como respuesta, no serán capaces de canalizar adecuadamente las frustraciones que en ocasiones se nos presentan en la vida y eso podría llevarles a respuestas desproporcionadas y fuera de lugar en el momento en el que no consiguen rápidamente lo que desean.
Regla de oro para el esfuerzo:
Según el doctor Enrique Rojas, “la voluntad necesita unaprendizaje gradual que se consigue con la repetición de actos en donde uno se vence y lucha y cae y vuelve a empezar. A esto se llama en psicología hábito. Dicho en otros términos; es necesario adquirir hábitos positivos mediante la repetición de conductas de forma deportiva y alegre que van inclinando la balanza hacia comportamientos mejores, más maduros y que a la larga se agradecerán, pero que de entrada cuestan enorme trabajo en una primera etapa, en donde la voluntad esta virgen, sin dominar”.
4. LA RESPONSABILIDAD
Cada niño puede y deber ser capaz de asumir otras cargas que no sean solamente ir al colegio y hacer sus deberes bien y a tiempo. Además, si queremos ayudarles a ser menos dependientes y a tomar decisiones, conviene que les demos responsabilidades adecuadas a su edad dentro de casa para que empiecen a valerse por ellos mismos y se vayan convirtiendo en personas autónomas preparadas para asumir mayores compromisos sin que esto les genere sentimientos de miedo o inseguridad.
Regla de oro para la responsabilidad:
Comenzar desde bien pequeños a darles la posibilidad de colaborar y ser más autónomos debe tener en cuenta la edad de los niños; así, desde los tres años, es bueno que ayude a recoger su habitación y a guardar sus juguetes, y con posterioridad podrá ayudar a poner la mesa, colocar la compra , peinar a la mascota …, en definitiva, empezar pronto a delegar en ellos en función de su edad y revisando su actuación con posterioridad para su mejora.
5. LOS LÍMITES
Los niños necesitan cierta disciplina y orden para crecer de una forma equilibrada, lo que implica la necesidad de marcar límites. Los niños buscan permanentemente sobrepasar esos límites, pero en el fondo los necesitan, y los mayores debemos velar por el mantenimiento de ciertas reglas y estructuras. No obstante el hecho de sostener dichas barreras no conviene que se realice de una manera obsesiva, en realidad debe existir cierta flexibilidad en un marco de coherencia en cuanto a palabras y actuaciones, lo que ayudará a la formación de una autodisciplina también coherente.
El hecho de complacer permanentemente a los pequeños no les ayuda en realidad. Los padres que buscan siempre que los niños se sientan bien y que no sufran absolutamente por nada, en el fondo están coartando la correcta evolución del proceso madurativo del niño, que será una persona con problemas de adaptación social al estar acostumbrada a controlar sus impulsos ni a ceder nunca. Por ello hay que ganarse el respeto de los pequeños a base de insistir en los buenos patrones de comportamiento, evitando premios innecesarios y reprendiendo sus actuaciones cuando sea necesario… además de hacerle saber que no siempre sus deseos se van a cumplir, las negativas existen y le harán desarrollar su capacidad de manejar las frustraciones.
Regla de oro para los límites:
El éxito está en la repetición de los patrones que se entiendan adecuados dentro del seno familiar, actuando con coherencia e insistiendo en lo que está bien y en lo que no lo está, en qué se puede hacer y está dentro del sistema de valores en el que se pretende hacer partícipe al niño.
6. LA VALORACIÓN
Los niños necesitan saber que se les quiere y respeta dentro de los entornos en los que se desenvuelve. A pesar de que hay que reprender los comportamientos negativos, sin generalidades y yendo a los hechos concretos, es igualmente necesario hacerle saber que apreciamos las cosas que hace bien y en las que progresa, hay que decírselo con palabras y asegurarse de que le ha llegado nuestro mensaje. Siempre es importante valorar su actitud y sus logros, haciéndole ver que estamos contentos con sus buenos intentos aunque no se obtengan los resultados óptimos.
Regla de oro para la valoración:
Estar presente y valorar lo bueno que se ha hecho son aspectos fundamentales en el desarrollo de la autoestima y de la personalidad del niño.
Es necesario compartir tiempo y actividades con ellos, reconocer lo que se ha llevado a cabo y no sólo destacar lo que no se ha hecho u omitido. En consecuencia, los padres deben estar con ellos para disfrutar y mostrarse conformes con aquello que es positivo y destacable aunque tal actitud del niño fuese la esperada. El hecho de premiar con el reconocimiento es favorable para los niños, ellos esperan y agradecen que no sólo se destaquen sus faltas y áreas de mejora.
7. LOS AMIGOS
Los amigos son una pieza clave para el desarrollo de la personalidad de los niños y de sus capacidades para la gestión de conflictos enfocados como oportunidades para superarse. Les ayudarán a conocerse a sí mismos, con los amigos aprenderán a compartir y a sentirse miembros de un colectivo con características afines.
La forma en que las niñas viven y constituyen los grupos es algo distinta a la manera en que lo hacen los niños. A las primeras les preocupa saber que son parte del grupo, mientras que a los segundos les preocupa más qué posición tienen dentro del grupo; las niñas suelen formar grupos bastante cohesionados de dos o tres niñas en donde la mayor preocupación o fuente de conflictos se derivan de saber quién o quiénes son mejores amigas de tal niña; los niños suelen preocuparse más por ver quién manda más, quién es el “rey de la montaña” y muchos pugnan por serlo y ocupar un lugar más elevado dentro de la jerarquía del grupo buscando posiciones dominantes.
Regla de oro para la amistad:
Fomentar que nuestros niños estén abiertos a relacionarse y crear circunstancias para tener amigos les ayudará a su desarrollo pues con la amistad adquieren habilidades sociales, desarrollan capacidades de resolución de conflictos, aprenden a compartir, adquieren mayor seguridad, aprenden a ponerse en el lugar del otro… aspectos todos estos que les ayudarán a madurar y crecer en sociedad.
5 CLAVES PARA EL ÉXITO
(Extraído de “Recetas Para Educar”, Carolyn Meeks)
Aquí tiene 5 maneras de éxito asegurado, para comunicarse con su hijo sin tener que recurrir a la frase:” LO HACES PORQUE YO LO DIGO”.
1. No responda a las protestas.
Con independencia del asunto de que se trate –usted quiere que su hijo haga una cosa y él prefiere dedicarse a otra distinta-, esté preparado para una resistencia inicial de su parte en forma de protesta. Muchos adultos llegan a ser padres sin saber lo que es una protesta porque no la han hecho en su vida. La protesta es una cortina de humo que los niños crean para distraerle de su tarea de poner límites. Puede presentarse de diversas maneras, por ejemplo, en forma de ruido: “¡Aaay, noooo!”; de reproche”: Eres mala”; de excusa: “Estoy cansado”; o de queja: “¿Por qué Juan no tiene que sacar nunca la basura?”. Lo mejor que usted puede hacer es ignorar las protestas, no importa del tipo que sean.
2. Repita órdenes y expectativas.
Esté siempre dispuesto a repetir una orden. Por ejemplo: “Es el momento de que saques la basura”. Protesta…, queja…, lamento. “Tienes que sacar la basura, ahora”. No debe importarle parecer un disco rayado. Con frecuencia, eso es lo que su hijo necesita de momento para comprender que usted espera que él saque la basura en ese momento.
3. Ofrezca contrapartidas.
He aquí un concepto que hará que su función de padre le resulte más agradable. En lugar de amenazar a su hijo, ofrézcale incentivos positivos:”Cuando hayas sacado la basura, haremos palomitas de maíz”, “cuando hayas ordenado tu habitación iremos de paseo”, “cuando tengas hechos los deberes podrás salir a jugar”.
4. Use las palabras mágicas “de todos modos”.
Después de haber escuchado la respuesta de su hijo y haber considerado su punto de vista y demandas, determine qué es lo mejor para ambos y establezca el límite utilizando las palabras mágicas “de todos modos”: “Soy consciente de que fuera hace frío; de todos modos, quiero que saques la basura.”.”Ya sé que te apetece ir en bicicleta; de todos modos, tendrás que arreglar primero tu habitación.” No sé con exactitud qué hace que esas palabras resulten tan poderosas y eficaces, pero muchísimos padres han obtenido buenos resultados.
5. Piense anticipadamente: haga planes con su hijo para alcanzar una solución satisfactoria para ambos.
Si tiene un problema con su hijo, haga que participe también en su resolución. Asuma que su hijo desea comportarse de modo que pueda estar orgulloso. Aproveche un rato en el que ambos estén calmados y siéntese a hablar con él. Pregúntele, por ejemplo: “Jeremías, ¿cómo conseguiríamos que la hora de las tareas caseras transcurriera felizmente para los dos?”. Agradézcale las ideas que pueda aportar e intente ponerlas en práctica siempre que exista la más mínima posibilidad. Cuando un niño toma parte activa en la solución de un problema, la asume y la aplica con mayor facilidad.
Fuente Ana Roa Psicopedagoga E.I. Jardín de las Delicias